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  • Foto del escritorRené Jiménez

Daga y Espada


Joachim Meyer, maestro del período Nuevo alto alemán

Hay que notar que la literatura estudia poco el uso de estas armas combinadas y que la mayoría de los esgrimistas asocian estas armas con el Renacimiento (a pesar de que los estilos de combate que veremos tienen sus raíces en el Medievo) porque se asumía que si sabías usar la espada por sí sola o con escudo, desarrollarías la capacidad de usarla acompañada.


En parte de Europa medieval, la espada era un arma de guerra y aunque no estaba estrictamente regulada, era la nobleza y las personas relacionadas con la clase guerrera (soldados de carrera, mercenarios, guardaespaldas y por supuesto, bandidos) los que solían estar entrenados en su uso y las portaban en público. En cambio las dagas eran herramientas comunes portadas por casi todo el mundo, hasta por menores de edad. Claro, existían dagas para el combate como los seax, baselardos, dirks y más tarde unas más especializadas como la cinquedea o la main-gauche, pero casi siempre que contemplamos al uso de estas armas en los tratados de esgrima antigua estamos pensando en las navajas fijas de uso diario, con una hoja a dos filos y de largo total menor que un antebrazo.


Don Luis Pacheco de Narváez, autor de La grandeza de la Espada y discípulo de Don Hieronimo de Carança (fundador del sistema Español que hoy conocemos bajo el nombre de "la verdadera destreza") señala dos tratados de 1474 -tristemente, que aún no han sido redescubiertos- que se enfocaban en técnicas de dos manos con capa, daga o una segunda espada. Los autores de estos textos, Pedro de la Torre y Jayme Ponç de Perpinyà eran famosos maestros del movimiento de esgrima común de sus respectivas academias a mediados del S. XV, y sabemos que sus enseñazas fueron criticadas por otros maestros de su época (sobre todo lo relacionado a usar la capa, enrollada como un escudo sobre el brazo para realizar paradas) el maestro Portugués Domingo Luis Godinho señala No permitas recibir golpes en tu capa, porque a veces no tendrás daño pero en otras será notable; he visto brazos mutilados por recibir ataques en la capa. El maestro Italiano Giovanni dall'Agocchie también nos previene Hay una diferencia cuando hacemos paradas, porque la capa puede ser cortada y atravesada donde una daga no. Por lo tanto recomiendo que cuando paren mandritti (cortes descendientes) o reversi (cortes ascendentes) con su capa en defensa de su torso, lo hagan por debajo del punto medio de la espada de su oponente, antes de que el corte gane inercia


Obvio, aparte de que no será cortada con la facilidad de una tela, con la daga tenemos una opción más: atacar con ella. No encontré entre los manuscritos de la esgrima común ni de la Boloñesa a los que tengo acceso que se haga énfasis en un tipo particular de daga, pero vamos a ver en la gran mayoría de los grabados de Antonio Manciolino que usan dagas de guardas largas (las guardas, guarnición o "gavilanes" si las consideramos individualmente, son las proyecciones laterales justo donde se une la base de la hoja con la parte inicial de la empuñadura que le dan forma de cruz) y en las ilustraciones de su segundo y quinto libros, Achille Marozzo muestra dagas con guardas curvas y un anillo que protege a la mano, estructuras pensadas para asistir en trabar la punta y filos de la espada del oponente.


Ahora, empezaré a meterme con "técnicas" pero debemos observar que en los diferentes sistema de esgrima medieval hay que entender que la descripción de estas no pretenden ser algo dogmático, sino principios diseñados para fijar ciertos movimientos en la memoria muscular. Tampoco debemos irnos al otro extremo, pensando que se puede improvisar o que el buen esgrimista confía fuertemente de corazonadas e instinto. Se busca un punto medio, en el que la prudencia regule al valor para siempre elegir las opciones correctas bajo presión y resistencia activa y que a base de muchísima repetición y variantes de un mismo ejerecicio se aprenda a identificar, adaptar y resolver cada asalto de manera individual. Rara vez se nos plantean escenarios ideales o que intenten replicar condiciones ultra específicas (¿y si me atacan entre cuatro? ¿y si mi oponente me duplica en peso o tamaño? ¿y si es de noche? ¿si tengo la luz del sol en la cara? ¿si el suelo está enlodado, o el combate se lleva a cabo en una calle adoquinada bajo la lluvia y el suelo es resbaloso?) porque todos esos factores están fuera del control del combatiente. También tomemos en cuenta que hasta la llegada de las ideas de higiene diaria y los antisépticos, las heridas menores expuestas eran un alto riesgo de infección y por lo tanto de muerte. Sabemos por inventarios médicos y por registros judiciales de la época que la gran mayoría de las personas con entrenamiento, aún en el fragor de la guerra o en la furia de un duelo atacaban con mayor cautela y asumiendo menos riesgos de lo que quizá acostumbraríamos hoy en día.


En ambos sistemas, la daga se mueve libremente en la mano no dominante (por defecto, la izquierda) por los cuatro cuadrantes del cuerpo para intentar interceptar y deflectar ataques, tal como se haría con un broquel. Vemos que la esgrima Boloñesa tiende a usar la daga más activamente para atacar, mientras que la esgrima común la mantiene fija, con el brazo en extensión. A diferencia de lo que vemos en películas y en arte popular moderno, las posturas de guardia no suelen ser abiertas y separadas, sino que se procura defender nuestra línea central de ataques manteniendo la espada en posturas diagonales, con la punta hacia el oponente y la mano que lleva la daga relativamente cerca del cuerpo.


Consideremos que al estar frente a frente, para defender un ataque al torso o cara con daga, uno de los combatientes debe torcerse a la derecha para llevar la daga por el centro, y al hacer esto se gira el hombro de la espada lejos del oponente. Para defender con la espada, el lado de la daga debe igualmente torcerse, y ninguna de estas dos posturas es ideal.

Achille Marozzo, de la escuela boloñesa

Una solución que la esgrima Boloñesa propone a esto es seguir como regla general la idea de mantener siempre daga y espada del mismo lado del cuerpo (con una guradia en perfil, lo que se conoce como postura de filo / jacknife stance) esto, aparte de crear un blanco de menor tamaño, crea un incentivo para que se ataque el lado no defendido, lo que vuelve al oponente más predecible. También prepara al defensor a usar la fuerza de las caderas para imprimir solidez a las paradas con la daga. Manciolino nos propone la siguiente jugada:


Colócate en guardia con tu pie izquierdo por delante...

Si te ataca con un mandritto a tu cabeza, responde dejando tu daga en Guardia di Testa; rápidamente pasa tu pie derecho a su lado izquierdo mientras descargas un mandritto a la pierna o flancos de tu oponente


El esgrimista comenzaría con el pie izquierdo por delante, torciendo la cintura para dejar que las caderas y sus hombros queden ligeramente dirigidos a su derecha. La espada se sostiene en altura media (con el codo flexionado, la mano por debajo de la altura de los hombros pero encima de la xifoides del esterón, más o menos a nivel de las tetillas) al lado derecho, y la punta de la daga se queda baja, cruzando la línea media del cuerpo - cerca de la rodilla derecha. Esto deja ambas armas al lado derecho de nuestro cuerpo, a diferentes alturas. De esta forma abrimos y "exponemos" nuestro flanco izquierdo, alimentando a nuestro opoente la idea de una invitación a un golpe fácil, esperando un corte que venga descendiendo desde su lado derecho. Al detectar el inicio del ataque el esgrimista defensor debe desplazar el peso de su cuerpo a su pierna derecha, dando un paso al frente medio cuerpo de distancia mientras se deja plantado en su lugar original el pie izquierdo (sin saltar ni deslizarse). En este punto, hay tres cosas que debemos coordinar para que ocurran simultáneamente: 1 - durante el transcurso del paso, nuestras caderas se trasladan girando en un eje vertical de derecha a izquierda. 2 - la daga se dispara hacia arriba y a nuestra izquierda al frente y por encima de nuestra cabeza, capturando el ataque entre filo y guardas. 3 - La espada busca atacar ya sea con un corte o una estocada siguiendo la extensión natural del movimiento de derecha a izquierda. Dar este paso a la derecha nos mueve lejos del corte mientras que el impulso del paso empuja nuestro ataque; podemos imaginar que giramos una rueda grande, como la escotilla de un submarino con ambas manos. Este "giro" es esencial para la esgrima Boloñesa.

Grabados de Antonio Manciolino donde aparecen capa y daga pareadas con espada

La escuela de la Esgrima Común, en cambio, movería la daga de forma constante, buscando alternar entre diversas posturas de ataque y la interrupción o intercepción de los mismos. Godinho escribe:


"La daga no está bajo ninguna obligación de tomar las paradas como lo haría la espada, como muchos practican, pero... si el tajo o revés viene de alto a bajo, la daga se presenta cruzada, y si viene de lado en forma de bofetada, la daga se coloca punta al cielo en el lugar a donde el golpe se dirige. De ser un tajo, se carga al lado izquierdo, si es revés al lado derecho, lo que no es necesario si el tajo o revés viene desde bajo a lo alto. En los ataques que van a las piernas, uno debe bloquear con la punta al piso."


Aquí podemos notar el pragmatismo de la Esgrima Común: se preocupa por señalarnos lo que hace la daga defensivamente en aislamiento, pero considera que la respuestas y contragolpes se tratan de forma separada.


Un detalle final que me gustaría notar es que a diferencia con la espada larga, muchas de las técnicas con daga y espada finalizan con un rompimiento, buscando la distancia máxima en lugar de pinzamientos, llaves o proyecciones. Creo que con eso identificamos que la espada larga es una gran palanca, con la que se puede forcejear y usar tanto en distancias largas como medias mientras que el tamaño de la daga la vuelve particularmente peligrosa y difícil de defender a distancias cortas.


Fuentes:

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