top of page
  • Foto del escritorRené Jiménez

EL DR. JOSÉ JIMENEZ CERVANTES: CABALLERO DE ESPADA TOLEDANA

Me encanta esta nota sobre mi abuelo paterno. La página original, con las fotos que contenía desapareció, pero pude rescatar el texto.


Por Cipriano Durazo Robles

Fecha original de publicación: 2016-01-12

Así era este gran personaje con sus ocurrencias, y su gran mérito intelectual, hablaba y salía historia de sus palabras siempre salpicadas de gran sabiduría.

Terminada las vacaciones llego a la Universidad para averiguar sobre mi plan de estudios del semestre a iniciar y ya me esperaba en el salón de clases un octogenario con bastón y traje tipo inglés, era mi maestro de Seminario de la Comunicación en México y nociones de francés (eso era para pronunciarlo debidamente ante los medios de comunicación, cuestión que se debería usar en la actualidad también), me le quedé viendo a su bastón esperando encontrar su bombín o sus guantes de fieltro, y me dice: Joven Durazo intente quitarme el bastón y verá cómo le va, no crea que está de adorno nada más, y no se burle usted; jamás me burlaría de una persona mayor de edad le contesté, y me repite: aun así quíteme el bastón y verá cómo le va, y el profesor apunta como queriéndome desafiar con su instrumento ortopédico y temerario a la vez, lo tomo fuertemente para evitar un accidente y sale de la funda del antiguo bastón una puntiaguda espada toledana, me puse muy nervioso y pálido, mientras el profesor avienta una tremenda carcajada y comenta: siempre hay que tener un as bajo la manga, nunca se distraiga joven Durazo, y descansé profundamente, oyéndose mi suspiro de calma por todo el pasillo adyacente.


Así era este gran personaje con sus ocurrencias, y su gran mérito intelectual, hablaba y salía historia de sus palabras siempre salpicadas de gran sabiduría. Decía: "yo soy de la ciudad de México, pero soy más sonorense que ustedes, yo hice el escudo de Hermosillo junto con el arquitecto Felipe N. Ortega pensando siempre en exaltar el origen de esta ciudad, poniendo al fondo el rocoso cerro de la campana, los edificios de la catedral y Palacio de Gobierno, así como el Museo de la Universidad de la cuál fui de los fundadores, cuando andaba con José Vasconcelos catequizando a los sonorenses sobre leer a los clásicos, también tuvimos la iniciativa de ponerle al centro del escudo, los ríos Sonora y San Miguel, porque de esa unión nace el nombre indígena de la Villa del Pitic”.


Estaba orgulloso de haber sido amigo de Alejandro Gómez Arias en su juventud cuando estaba en la Escuela Nacional Preparatoria, y decía era un hombre valiente con una voz algo tipluda y una vez que se aventó un discurso alguien le grito: "Tienes voz de pito”, y el inteligentemente respondió "Es un cobarde el que se esconde ante el anonimato de la multitud”, en ese entonces Alejandro tenía un grupo que se llamaba los cachuchas al cual pertenecía José Gómez Robleda, Miguel N. Lira, Ernestina Martín, Agustín Lira Carmen Jaime, entre varios más entre los que también estaba yo me decía. Tenía mucho pegue con las muchachas, una de ellas era una muchachita algo rara de origen húngaro llamada Magdalena Carmen Frida, pero se ponía Frieda, no llamaba mucho la atención incluso ni la pelábamos, pero un día tuvo un gran accidente y su vida le cambió por completo, y en eso nuestro amigo Alejandro se portó como un caballero porque la llevó a la Cruz Roja y ellos se estaban queriendo rajar por la gravedad de las heridas pero el les dijo no la dejen morir, y por su insistencia Magdalena pudo sobrevivir; ya estando aquí en Sonora me di cuenta de la notoriedad que alcanzó ella a pesar del accidente, y sintetizo su nombre a Frida Kahlo, nuestra compañera de la Preparatoria Nacional.


El Dr. José Jiménez Cervantes también me contaba, que en su niñez vio pasar en caballo rumbo a Palacio Nacional al Gral. Venustiano Carranza, con su uniforme de tela alemana y sus escoltas a un lado de él. Ya en los años treinta en plena juventud y después de haberse graduado de la Preparatoria Nacional (hoy Museo de San Ildefonso), se dispuso a estudiar medicina de la cual salió graduado con honores, pero hacía hincapié de que a pesar de ser buen estudiante también se divertía e iba a darle serenata a las muchachas con un amigo de él que tenía muy buena voz, que estaba en el ejército Mexicano y que además tenía el grado de capitán segundo, su nombre: Jorge Alberto Negrete Moreno, más conocido como Jorge Negrete. Me decía, Jorge también tenía un gusto por los idiomas y las mujeres como yo, por eso llevarlo a las parrandas a él, era garantía de que siempre íbamos a conocer a una mujer preciosa.


El Doctor Jiménez Cervantes era director de la Penitenciaria de Hermosillo cuando fusilaron el 17 de junio de 1957 a Juan Zamarripa y Francisco Ruiz Corrales, en lo que sería la última pena de muerte en México, y como dato curioso el Dr. Jiménez Cervantes comentaba, que el entonces gobernador del estado le dijo: súbase a su oficina, usted no debe de presenciar el fusilamiento puesto que es un profesionista, y el Dr. Jiménez oyó los disparos desde su oficina como se lo habían ordenado, cuenta la leyenda que era de madrugada, un poco después de las cinco de la mañana, ahí estaba acompañado Zamarripa acompañado de Ruiz Corrales; el primero no quiso que le vendaran los ojos y en un tono desafiante hasta se abrió la camisa para mostrar el pecho; en cambio Ruiz Corrales suplicó clemencia, pidió perdón, aceptó que le tapara los ojos y se volteó de espaldas. Doce elementos armados con maussser siguieron puntualmente las órdenes del capitán, quien pidió: "Preparen, apunten, ¡fuego!”, apenas dando tiempo a los delincuentes a vociferar sus últimas plegarias. Así terminó la vida de estos dos sujetos condenados a la pena capital por haber violado y asesinado a dos niñas en hechos por separado.


Así era el Dr. José Jiménez Cervantes, el hombre que lo había presenciado todo, que depósito todo su talento en construir el Sonora Moderno, el del siglo XX, el de las Instituciones, y que a pesar de ser de la Ciudad de México se sentía más sonorense que los sonorenses, por haber realizado el escudo de su capital, por ser de los fundadores de la Universidad de Sonora, por haber conocido a Vasconcelos y a Herminio Ahumada y tratar de educar este estado; el humanista que dirigió una cárcel para disciplinarla, el maestro que educaba a sus alumnos con tesón y paciencia, el joven que fue y que daba serenatas con Jorge Negrete, el caballero andante que defendía a las damas con su espada toledana camuflada en su hermoso bastón.

40 visualizaciones1 comentario

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page