El contraataque
- René Jiménez
- 15 ago 2024
- 3 Min. de lectura
Cuando Fiore describe sus secuencias nos muestra que la persona que inicia el ataque suele perder el intercambio. Claro, notando que hacemos excepción en los casos donde se aplica una contra.
Haciendo una interpretación muy literal (aquí admito que durante mucho tiempo era lo que estaba dentro de mi capacidad) se pudiera pensar que todo lo que el texto nos pide es:
mantenernos en guardia > esperar a que el oponente ataque > reaccionar con una técnica = ganar.
Obviamente este tipo de escenarios tipo "piedra papel o tijeras" rara vez ocurre. Sobre todo si logramos imaginar que se enfrentan dos espadachines de esta misma escuela... ¿creemos que ambos se mantienen inmóviles en una guardia hasta que uno se cansa o equivoca y relaja su postura? ¿uno de ellos se aburre y decide atacar a lo idiota?
Sin insultar nuestra inteligencia, resulta claro que la respuesta será negativa. En todo arte de combate práctico, esas situaciones específicas rara vez tendrán lugar y nadie espera pasivamente a ser atacado.

Y es hasta que estudiamos el texto que acompaña a las ilustraciones donde vemos a Fiore claramente indicar que cuando se trata de describir posturas de guardia y colpi, lo importante es aprender a medir los espacios que nuestro cuerpo ocupa en el tiempo como estados naturales de transición entre movimientos, como parámetros.
El mejor modelo que puedo pensar para esto es una compararlo con un lenguaje computacional - un conjunto de ordenes que le dice al cuerpo cómo realizar una acción compleja. Por ejemplo, si quisiera tirar un golpe recto de box, una vez que tengo claro mi blanco y la distancia debo:
activar los músculos de mis piernas e involucrar mi cadera para iniciar una rotación y un desplazamiento de peso
apretar mi core (abdominales, lumbares) de forma que conecte la cadena cinética que inició en mi base con mi cintura escapular
traducir la rotación de mi cadera a los hombros
cerrar mi mano en un puño bien estructurado mientras que simultáneamente
se extiende mi brazo hacia el punto que quiero golpear
...todo esto mientras hacemos ajustes y correciones a mi postura para no perder balance.
Si tuviera que memorizar y ordenar bajo mi voluntad consciente a cada una de las partes del cuerpo involucradas el conjunto de contracciones y extensiones específicas necesarias para que esto ocurra, se me volvería imposible lanzar un jab con la velocidad necesaria. Sería como ser el conductor de varias orquestas simultáneamente. El volúmen de datos y la carga mental que requiere organizar este proceso reduciría mi capacidad reactiva y obstruiría el espacio mental (llamémosle memoria RAM de pelea) disponible para observar, analizar las acciones de mi oponente y planear mi siguiente acto.
Si así funcionara nuestro sistema veríamos el ícono de "tirar golpe", y al hacer click en lugar de realizar la acción se desplegaría un menu contextual con las opciones:

...y si encontramos alguna variable que no programé, como alguien que se bambolea, o alguien que se mueve al frente mi programa hará CRASH. Aún en el caso de que lograra su objetivo, cada vez que pusiera a correr este programa la acción de ejecutar cada una de las líneas de comando involucradas en forma secuencial para soltar un solo golpe no solamente consumiría tiempo: no sería versátil.
Lo importante a fin de cuentas no es qué tantos recursos consume mi programa "tirar golpe" en el vacío, sino qué tan bien se adapata y modifica sobre la marcha ante variables. Es a esto lo que llamo parametrización.

Si leemos que la Posta de Finestra - es "maestra al cubrir y atacar" y "amenaza a todas las guardias opuestas"; que desde Posta di Donna se puede "realizar cualquiera de los siete cortes" y "romper otras guardias"; que la Posta Breve estará siempre "tratando de entrar con estocada" y Porta di Ferro la Mezana "se usa para estocar con gran fuerza" (etcétera) nos podemos dar cuenta que quien estudia a Fiore no será un sujeto tímido esperando desde una postura fija, es un agresor dinámico dispuesto a matarte sin perder tiempo. Fiore pretende enseñarnos a parametrizar: a entender principios en lugar de memorizar rutinas.
Por eso llego a la conclusión de que aunque alguos "zoghos" son presentados claramente y sin ambigüedad como técnicas de naturaleza reactiva, nada nos impide que sean adaptados a movimientos que inician la pelea. El armizare es un sistema agnóstico, donde importa menos quién ataca primero - lo esencial es que reconozcamos ciertas situaciones que se dan con frecuencua en el intercambio para elegir de manera automática la herramienta apropiada y así resolverlo con la mayor ventaja posible a nuestro favor.
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