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  • Foto del escritorRené Jiménez

La controversia de la deportificación de la esgrima

Fui un adolescente violento, y tengo que admitir con mucha vergüenza que hubo en la preparatoria al menos dos semanas contínuas en las que me llegué a pelear hasta tres veces al día (si tomamos en cuenta mis actividades extracurriculares). Tras esto, sobrevir a un asalto con navaja y mi trayectoria de algunos años formal e informalmente con artes marciales puedo decir que he visitado y pertenecido a dos campos de guerra con miras opuestas. Estoy al corriente de que mis opiniones no van a brindar LA solución a esta guerra tribal absurda, pero me gustaría aportar un poco de perspectiva en el asunto.


A la deportificación como algo problemático la podemos observar en los intentos de la Fédération Internationale de Gymnastique (FIG) por colgarse los méritos de comunidades que hacen Parkour y que entrenan esta disciplina sin la pedagogía, acceso a instalaciones ni al resto de las facilidades materiales que brinda.


También recuerdo escuchar crítica sobre World Capoeira Federation, Volta do Mundo Bambas (VMB Capoeira) y Red Bull Paranauê - asociaciones de varios grupos en los que se intentó sentar reglas para torneos de Capoeira que aunque emocionantes, no han sido bien recibidas por todo el mundo. En parte porque tener un jurado para evaluar los aspectos técnicos era celebrar la cantidad de acrobacias (y en el caso de Muzenza Fight, los ataques) en gran parte porque hacía que los jugadores se enfocaran en competir en lugar de conversar en la roda y esto impedía crear momentos emocionantes, celebrando juntos un evento artístico. También está el asunto de tener que sentar un estandar de competidores por categorías de edad y peso, limitando las posibles interacciones, y algunos dirán: homogeneizando, esterilizando la parte cultural, expresiva de la actividad.


El mismo Jet Li presenta un argumento similar cuando habla de las diferencias del wushu que se observan en una sola generación de practicantes.


Los que estudiamos Esgrima Histórica y nos la vivimos en línea seguramente hemos visto que existe un cisma, por un lado los que se enfocan exclusivamente en las competencias y torneos de HEMA enfocan sus insultos o provocaciones hacia los que tenemos un enfoque académico (llamándonos LARPers, Guerreros del teclado o Maestros de Bullshido) porque en su experiencia han encontrado que las personas con este perfil presentan un gran vacío en capacidad atlética o en otros aspectos rudos de una confrontación física. En cambio, los que nos hemos dedicado al estudio e investigación solemos criticar a aquellos que se enfocan en perseguir medallas de imprudentes, suicidas o al menos incoherentes con las realidades y riesgos de la tradición marcial, y nos gusta señalar cómo van van selectivamente desechando aspectos históricos por ser producto de una cultura obsesionada con la obtención de resultados restando importancia a la ética, métodos y el probable costo por obtenerlos.

En la Esgrima Histórica no existe una tradición viva. Es posible hallar un desarrollo en el manejo de la espada que traza el uso de la Rapier en el Siglo XVI al Espadín (smallsword) y del Espadín a lo que se conoce como Esgrima Clásica, y de ella a la moderna Esgrima Olímpica Deportiva. Así que claro, ciertas escuelas y profesores de esgrima pueden trazar su linaje a aquellos de la esgrima clásica a inicios del Siglo XIX; pero en ellas su objetivo ya presenta una diferencia fundamental: A pesar de que se practiquen a un muy alto nivel, no describen métodos para sobrevivir un duelo o ganar un combate con armas reales. Son una actividad atlética competitiva o un deporte de contacto y por lo tanto no podría clasificarlas formalmente como arte marcial.


Y es por esto que la deportificación no se trata de una evolución o una mejora del sistema, es efectivamente la creación de una rama alterna.


Cuando al hablar de esgrima usamos el término "histórica" hacemos referencia específica a que se usan documentos propios de la era para reconstruir (ojo, no reinventar ni adaptar) la manera de combatir; por ejemplo, si pretendo practicar las artes de combate de un caballero medieval a inicios del Siglo XV, ya sea con fines académicos, deportivos o entretenimiento lo debo hacer usando la técnica y ejercicios descritos en textos de esos tiempos.


En HEMA no hallaremos expectativas por preservar algunos aspectos tradicionales que vemos en las artes marciales de Asia del Este, que fuera de las aplicaciones en combate cargan una fuerte integración de filosofía, rituales y motivos religiosos que conservan porque representan una aportación de valor cultural (o identidad política) muy importante.


Claro, en la escena de la EH existe una subcultura tóxica que gusta de hacer énfasis en lo "EUROPEO" de las artes marciales históricas europeas o que intentan renovar aspectos del Cristianismo medieval. Una de las funciones de entrenar combate en esa época era para ir de Cruzado a matar personas con creencias distintas, así que usando ese y otros argumentos igual de absurdos quieren excusar sus posturas violentas, sexistas, clasistas, racistas y misóginas. También hay uno que otro desubicado que practica combate histórico y pretende usarlo como Batman (o Don Quijote) selectivamente olvidando que existe un contexto moderno con responsabilidades legales, armas de fuego y sistemas de combate con aplicaciones de defensa civil prácticas.


En su lugar veremos algo más cercano al método científico. De existir una obligación como estudiante en nuestras actividades básicamente será investigar. Si se da el caso (se ha dado con frecuencia) que en la práctica o el estudio descubro elementos que muestran nueva evidencia o señalan contradicciones, será importante que se promueva cuestionar la interpretación establecida que se nos había enseñado en clase para tratar de corregirla.


Se ha vuelto común (pero jamás será ni debe ser visto como algo normal) que el mundo piense que una opinión desinformada y basada en empirismo individual o emociones tiene el mismo valor que aquella que proviene de conocimiento basado en evidencia. Antes de la explosiva popularidad de algunas redes sociales en internet, ciertas teorías marginales y posturas pseudo-científicas absurdas (terraplanismo, gobiernos reptilianos, 9-11 truthers, antivacunas, etc.) solo circulaban en grupos pequeños, primero porque es fácil desmentirlos y porque para gritar a los cuatro vientos estas ideas no se contaba en la historia humana con plataformas de un alcance tan grande pero sobre todo tan (aparentemente) libres de consecuencias. La dignidad y los derechos de expresión de estas personas no está en discusión, pero se tiene que ser crítico con las intenciones detrás de sus discursos y sobre todo del desmadre que provocan.


Si al leerme me encuentran un poco frustrado sepan que se trata sobre ante esa enorme cantidad de meta-desinformación que circula -que siempre ha existido- pero que últimamente está subiendo por esa rampa de impulsar una falsa narrativa de indignación y berrinches en los medios. Una cosa es comparar las aplicaciones prácticas del Uechi-Ryu con el sport Karate en el contexto de la defensa personal moderna, otra argumentar la superioridad de una sobre la otra. Cada estilo tiene su lugar, su objetivo, su público cautivo y su función práctica en base a cuándo, dónde y para qué fueron instituidos. No hay tal cosa como un sistema universal y perfecto.

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