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  • Foto del escritorRené Jiménez

¿Qué rollo con las Feder?

Primero que nada - ¿a qué me refiero? Las Feder (del alemán Federschwert: espada-pluma) es como en la modernidad le llamamos a esos objetos metálicos que usamos como simuladores con forma de espada larga de hoja delgada, bordes romos anchos, punta redondeada, gran capacidad de ser flexibles en el tercio débil (lo que permite practicar estocadas) y un schilt (escudo) cerca de los gavilanes. Esa última estructura tiene un uso pedagógico: para frenar ataques que van a la mano antes de que lleguen a la guarnición y se mantengan en la "hoja"; pero principalmente para que el punto de balance de la hoja se mantenga cerca de las manos. Esto ayuda a copiar la forma en la que una espada se siente y mejora su control. También al retirar el peso que se transfiere en un corte de la punta (lo que la haría peligrosa) permite en cambio descargar un golpe de forma más amortiguada y con mayor seguridad.

una federschwert moderna
Esta feder tiene su punta enrollada, hay otras que la espatulan.

Buscar análogos para entrenar en lugar de usar espadas con filo es un problema que se ha contemplado desde la antigüedad. Aunque existen algunos ejemplos históricos de Feders, no siempre se usaron para entrenar en el pasado. Tenemos registros que ciertas escuelas germanas (Lichtenauer, Mair, von Danzig, Ringeck) las usaron durante el renacimiento pero no son universales en las artes marciales occidentales.


Es difícil simular algunos aspectos de las espadas en los combates de nuestro entrenamiento, porque al ser armas son objetos diseñados específicamente para dañar. Obviamente no deseamos que nuestros compañeros salgan lastimados sin mencionar las complicaciones legales y éticas por lo que llegamos al consenso de sacrificar un poco de autenticidad.


Así que nuestros simuladores no solo serán diferentes en la capacidad de cortar por carecer de filo, también deben ser diferentes en su dureza, rigidez y peso.


Podemos usar espadas de madera (wasters) o de algunos materiales modernos como el PVC para atacar una llanta o un blanco estático, pero no se recomienda para combate porque carecen de flexibilidad, y pueden astillarse. Con las espada de nylon, los bordes resbalan al contacto con mayor facilidad que lo que ocurre en metal, y esto puede distorsionar nuestro entendimiento.


Todo esto hace sonar a las Feder como el simulador ideal, pero si estamos atentos también notaremos un gran problema: si nunca llegamos a practicar con filo, si no ponemos a prueba nuestra habilidad de cortar (botellas de plástico, arcilla, tatami) corremos el riesgo de nunca aprender la importancia de mantener el filo alineado, aparte de perder una lado integral de la experiencia histórica del estudio de la esgrima antigua.

un hombre participando en una competencia de corte

No quiero decir que sea necesario entrenar todos los días con espadas filosas, pero es un requerimiento hacerlo de vez en cuando. Entrenar con filo cambia la forma en la que sostenemos la empuñadura y la fuerza que imprimimos a nuestros cortes, porque no estamos intentando “golpear” con la espada; tratamos de cortar y deslizarnos en áreas expuestas. Esgrimir es más que solo abanicar un fierro, es usar la espada como una extensión natural de las fuerzas que generamos en nuestro cuerpo sin movimientos superfluos, tomando en cuenta siempre conservar lo más posible nuestras reservas de energía y sobre todo hacer esto con naturalidad y elegancia.


Es entender como ser eficienciente por encima de solo ser eficaz.

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