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Interpretando movimiento a partir de posturas estáticas

  • Foto del escritor: René Jiménez
    René Jiménez
  • 18 sept 2022
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 dic 2022

Pelear no es fácil, así que entender la idea que pelear con armas eleva al menos un grado la dificultad de esta actividad debe ser obvio. El cine y otros medios populares nos dan la impresión que usar una espada de forma efectiva será resultado de sumar pasiones (furia, indignación, confianza), velocidad y fuerza, pero la realidad nos muestra que hay lo que parece más un método científico que un arte, y que dominarlo puede ser endemoniadamente complicado.

Quizá uno de los conceptos que mejor refleje esto sea el orden de los cortes.


En el caso de un Mandritto Fendente bien ejectuado (literalmente traducido como "golpe tajante de mano delantera". Fiore dice: este movimento golpea de los dientes a la rodilla, dejando un rastro sanguinoliento. Así, la ruta del corte va de la quijada a las rodillas - tanto en el oponente como en tí mismo - se puede ver en la figura a la izquierda dos espadas que indican el sentido que los cortes deben llevar.



Una manera de iniciar este corte es soltando desde posta di donna (“pose de dama”, una de las 12 posturas de guardia, similar a levantar un bate de baseball, dejando un espacio entre la punta de la espada y la cabeza, y que la escuela alemana llama Vom Tag y el kenjutsu llama Jōdan no Kamae)







...a dente di zenghiaro (que se traduce como “colmillo de jabalí”) una postura de guardia en la que la punta de la espada descansa hacia el suelo delante del pie que reside en posición dominante)





Notaremos que existe una línea de movimiento sobre la que se lanza la espada, trazando con su punta un arco que va de la altura de tu quijada hasta la altura de tus rodillas, y que la fuerza del corte será resultado no solo de la gravedad, sino de una combinación del peso que se imprime por parte de tu cintura escapular hacia el pomo; de forma que la hoja se mueva hacia adelante y la punta trace una curva que desciende desde atrás de la cabeza hasta que las manos lleguen a la altura de la cintura, desplazándose a la derecha justo al completar el corte.


Este movimiento fuerza al cuerpo a dar un paso para mantener el balance, lo que es muy importante para tener tiempo de reaccionar y responder o recuperar el espacio que ocupamos en el ataque, previniendo quedar más cerca de lo necesario a la cuchilla del oponente.

Estudiando concienzudamente esas tres imágenes estáticas se nos revela un dinamismo oculto que solo puede notarse bajo la práctica: hay una triangulación en los pies, prestando una solidez al cambio de base; el ritmo y sincronía de este corte depende que cronometremos adecuadamente que la espada se mueva antes que nuestros brazos, las manos antes que nuestra cadera, y que ese cambio al final obliga una administración en la distancia. Con cada estilo de espada, en cada manual o tratado veremos que hay cadenas quinéticas únicas, muy distintas entre sí, pero todas van tras un blanco común: resolver el enigma de tocar sin ser tocado de la forma más eficiente.


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