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Combate Escénico

  • Foto del escritor: René Jiménez
    René Jiménez
  • 23 jul 2024
  • 3 Min. de lectura

A finales del renacimiento, la esgrima clásica se convirtió en un deporte. Poco a poco aqellos estilos medievales que se ocupaban de cortes, patadas, lanzamientos, desarmes y pasos en triángulo desaparecieron por completo tanto de la recreación como de la actividad militar.


Si bien la esgrima deportiva/olímpica implica una gran cantidad de atletismo y destreza mental, lleva más en común con un juego que una batalla medieval o un duelo judicial. Al final, comparte más diferencias que similitudes con la esgrima histórica (por ejemplo, no hay interés en la alineación de los filos o en grappling) y hay una cantidad muy pequeña de aplicaciones que mantienen sentido marcial. Si quisiéramos aplicar lo aprendido en un esgrima deportiva se obtendrían prácticamente los mismos beneficios al mover una espada que como lo hace un bateador de baseball... lo cual no sería seguro ni eficiente en absoluto.

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Todas las secuencias de combate que vemos en un cine o TV derivan del teatro de la época victoriana e isabelina. Como no se podía exigir la elasticidad y reflejos de un peleador entrenado, ni la memoria para identificar posturas de guardia o de transición descritas en los tratados históricos donde aparecería un ataque, el arte se redujo y simplificó en frases codificadas que describen técnicas muy sencillas, asegurándose que fueran rápidas de enseñar y fáciles de repetir a los actores que también tenían que ensayar sus líneas.


El primer detalle importante a señalar es que por seguridad gran parte del combate escénico debe enfocarse en intercambiar golpes dirigidos al arma del oponente en lugar de partes del cuerpo. Al mantener una distancia más amplia de la natural, se reducen potencialmente muchos accidentes si uno de los actores no logra bloquear a tiempo.


En segundo, todo el énfasis de estas secuencias se piensa para aportar claridad para la audiencia (¿quién es el héroe? ¿quién el villano? ¿cuál de los dos está ganando?) por lo tanto el tempo se presenta distorsionado o exagerado. De ahí vienen esos artificios como el bloqueo de hoja que es muy útil como recurso narrativo y para realzar los momentos dramáticos pero no refleja una situación que se llegue a dar (y todavía menos que se mantenga) en la realidad.


Hnnngggg!

De igual forma se abandona el uso de la biomecánica correcta al momento de cortar, prefiriendo un despliegue ágil y fluido con cortes que nacen del codo y la muñeca en lugar de potenciarlos con cadenas cineticas que usan la cadera o la cintura escapular y los hombros.


Para dar un ejemplo, tomemos la técnica de Bell Clangers: ambos oponentes están de pie frente al otro, uno de los oponentes lanza una estocada, cuidando que la la punta de la hoja vaya a un costado y no a masa central, mientras el otro responde con una parada sencilla, moviendo los hombros al lado correspondiente y batiendo la hoja al lado contrario donde se encuentra su cuerpo. El atacante retrae su postura, recuperándose hasta llegar a postura de gurardia y se comienza a alternar ataque y defensa.


Si le añadimos una dirección, incluyendo un paso adelante por parte del que inicia el ataque y un paso atrás al que defiende, tenemos una técnica muy utilizada por extras para salir de encuadre o del escenario: el Travel.


Vemos que estas secuencias se mantienen hasta en tiempos relativamente modernos; en Hollywood de los años 30 hubo un sujeto llamado Ralph Faulkner que abandonó su carrera como esgrimista olímpico para convertirse en maestro de esgrima cinematográfico profesional. Participó en películas como Los tres mosqueteros (1935), Captain Blood (1935), El prisionero de Zenda (1937), The Sea Hawk (1940) y The Court Jester (1956), y se destaca por incluir una técnica llamada Faulkner 3's, que es un patrón donde el atacante lanza un corte:

alto > bajo > alto


y donde el defensor sencillamente gira su muñeca a la dirección correspondiente para interceptar el ataque. Otras técnicas que vemos usadas una y otra vez son los Glasgow Eights y Rolling Ones. Todas son variantes cortas (menos de 4 movimientos) y predecibles de las anteriores.

Ralph Faulkner

Consecuentemente las armas también se modificaron: las hojas del teatro no solamente eran romas (sin filo y punta) estaban hechas de metales más baratos y livianos -distintos del acero al carbono- para poder reemplazarse fácilmente y con menor costo para la producción. En lugar de la resistencia a la distención o dureza, los fabricantes de "props" prefieren centrarse en el sonido: al chocar, estas espadas entregan un sonido alto y resonante, como una campana.


Para finalizar: saber y entender todo esto NO nos debe impedir divertirnos, asombrarnos o reconocer que hay mérito detrás de una coreografía de combate. Sirven para recordar que a pesar de no saber nada sobre espadas hubo algo en su elegancia, en su mística que nos acercó a ciertos estilos de entretenimiento.


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